jueves, 17 de enero de 2013

CAPÍTULO 74 - UN REFRESCANTE COLOR BERMELLÓN..




- Deberías de abrir un poco mas las piernas e intentar relajarte lo mas que puedas. Te lo digo por tu bien. - Dijo Dennis mientras le guiñaba un ojo burlón.

- No querrás que tus huevos estén demasiado apretados, ¿verdad?. - Dijo Dennis riéndose.
- Mmmmmmm. - Protestó Doug asustado.
Jodido cabrón. Estoy completamente inmóvil y tu lo sabes. 

Me estás torturando sin la menor compasión y aun tienes la caradura de decirme que abra las piernas. 
Como si pudiera moverme..
- Es cierto.. - Dijo Dennis mientras le miraba burlón.

- Eres tan vago que no solo no tienes ganas de moverte. Sino que ni siquiera te molestas en abrir las piernas para aliviar la presión que sufren tus pobres huevos. - Dijo Dennis entre risas.
- Mmmmmmm. - Chilló Doug aterrado.
- Bueno. Yo no tengo el menor problema con eso. Si a ti no te preocupa, a mi menos. - Dijo Dennis condescendiente.

- No te lo mereces, pero te haré un pequeño favor. Voy a refrescarte un poco. - Dijo Dennis entre risas mientras se enfundaba unos finos guantes de látex, abría el tubo de crema y comenzaba a extenderla con suavidad por la piel de su escroto.
- Mmmmmmmmmmmmmmmmmm. - Chilló Doug de dolor mientras intentaba golpear su cabeza contra el ataúd tratando de perder el sentido.
- Vamos, intenta relajarte. Debo de refrescarte. ¿No querrás que la piel de tu escroto se irrite, verdad?. - Dijo Dennis entre risas mientras aplicaba una gruesa capa de crema sobre su escroto.
Joder. Joder.. 

Siento como si miles de cerillas me quemasen la piel. No lo soporto mas. ¿Es que ni siquiera puedo perder el sentido durante unos segundos?. Mierda.. Mierda..
- Mira que eres delicado. Tu piel debe ser tan suave como la de una criatura. Apenas si te he cubierto de crema y ya tienes un bonito tono bermellón. No está nada mal. - Dijo Dennis entre risas.
- Mmmmmmmmmm. - Chilló Doug mientras intentaba forcejear para librarse de sus cadenas.
Jodido cabrón. Mas te vale no ponerte delante de mi cuando me haya librado de esta maldita cosa que no me deja moverme. 
Porque te juro por lo mas sagrado que te la tragas. 
Contigo no tendría ni el menor reparo en usar toda mi fuerza..
- Vamos. Vamos. Deja de bufar. Se supone que eres un muñequito llorón. ¿O acaso me he equivocado y no eres mas que un gatito asustado?. - Dijo Dennis mientras le sonreía con malicia.
- Deberías de estar orgulloso del tamaño que tienen tus huevos.. - Dijo Dennis entre risas mientras retiraba la ahuja de su escroto.
- Mmmmmmmmm. - Chilló Doug asustado mientras le miraba sin comprender.
- Lo se. Lo se. Aun podrían estar mucho mas bonitos. Lo se. - Dijo Dennis mientras se burlaba de él.

- Pero no conviene apresurar las cosas en exceso. Debes de tener un poco de paciencia. - Dijo Dennis mientras le sonreía y retiraba la ahuja que mantenía su lengua fuera de su boca.
- Cof. Cof. Cof.. - Tosió asustado mientras los ojos se le llenaban de lágrimas.
- Gracias. Gracias. - Balbuceó asustado mientras intentaba contener las lágrimas.
Quisiera poder decirte tantas cosas.
Quisiera gritarte que eres un jodido bastardo sin corazón.
Quisiera poder chillarte hasta quedarme sin aliento.
Quisiera poder pegarte hasta que me sangraran los puños.
Y aun sería poco para expresarte como me siento y lo que pienso de ti.
Ahora mismo hasta sería capaz de matarte sin el menor remordimiento.
Pero.. Por desgracia, debo de limitarte a agradecerte que me dejes mover mi lengua y dejar de sentir nauseas.
Me siento como si fuese un jodido gilipollas. 

Si, debo de ser el mayor gilipollas del planeta. 
Sino, esto no tiene el menor sentido.
¿Como puedo ser tan gilipollas de agradecerte que liberes mi lengua?.
Quisiera poder darte la mayor paliza que jamás te hayan dado. 

Y aun sería poco para que comprendieses como me siento.
Y lo peor es que jamás me volveré a sentir bien.
Se que, aun en el improbable caso de que te limitases a liberarme, sin hacerme ningún otro daño.
Se que, jamás volvería a ser el mismo.
No. En mi vida siempre habrá un antes y un después.
Eso suponiendo que sea afortunado, y pueda algún día recordar mi estupidez.
Quisiera poder ser lo bastante afortunado como para lograr sobrevivir.
Pero no soy estúpido.
Se lo que habría hecho yo en estas circunstancias.
Y por mas que lo pienso. 

Se que no hay ni una sola razón por la que dejarme libre.
Mientras que hay cientos, sino miles de razones por las que no sería buena idea liberarme.
Estoy jodido y nada de lo que haga logrará cambiarlo.
Lo único que puedo hacer es tratar de complacer en lo posible a este maldito demente e intentar sobrevivir hasta que tu vuelvas.
No puedes haberme dejado con el muchos días.
No, por mucho que haya pagado por mi. 

Se que tu tendrás que regresar tarde o temprano.
Tu nunca renuncias a divertirte. Y aunque temo estar entre tus dedos, se que tu te limítarias a encerrarme y a tratarme quizás con rudeza, quizás con desprecio.
Pero prefiero mil veces sufrir entre tus suaves manos, que aguantar a este maldito bastardo sin corazón.
- Abre la boca. - Ordenó Dennis burlón mientras le sonreía.
- Por favor. Por favor. No chillaré, ni haré nada. Por favor, no sujete mi lengua, por favor. No mas, por favor. - Suplicó Doug asustado mientras abría su boca.
Quisiera poder extrangularte muy lentamente y ver como poco a poco te ahogas entre mis dedos.
Quisiera poder sacarte los ojos y hacer que te los tragases.
Pero.. En lugar de eso. Como soy un gilipollas de mierda. Lo único que haré será abrir la boca y dejar que hagas conmigo lo que se salga de los cojones.
No hay que ser demasiado inteligente, como para saber que en el momento en que dejes de divertirte conmigo, me matarás.
Eso si tengo suerte, porque sino a saber que coño piensas hacer conmigo.
Me basta sentir mis pobres huevos. Jamás me habían dolido así. 

Joder.. 
Maldito bastardo sin corazón.
- Y ahora saca la lengua todo lo que puedas y tranquilo. Será solo un momento, salvo claro, que no sepas comportarte y deba darte una pequeña lección. - Dijo Dennis mientras le sonreía burlón y le mostraba las tijeras posadas sobre la mesa.
- Lo siento mucho. - Se disculpó Doug aterrado, mientras las lágrimas resbalaban por sus mejillas e intentaba dejar de temblar.
Quisiera poder pegarte un tiro y olvidarme de que existes.
Quisiera poder clavarte esas condenadas tijeras en el corazón. Y ver como poco a poco, te retuerces y chillas de dolor, mientras tratas desesperadamente de intentar conseguir un soplo de aire.
Pero no tengo la menor posibilidad de hacer nada de eso. 

Además, yo no soy un asesino. 
Aunque debo de reconocer que en este caso estaría mas que justificado hacer una excepción. Lo haría, sí.
Doug sacó la lengua y se le quedó mirando con ojos desorbitados paralizado de terror.


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